Confesión: Soy un narrador frustrado

Reflexíon / Confesión
17 septiembre

Delio Amado León, Carlos Tovar Bracho, ‘Musiú’ Lacavalerie, Buck Canel, José Aníbal Manzo…

Fernando Arreaza, Ernesto Jerez, Carlos Feo, Reyes Medina…

Vin Scully, Gary Cohen, John Miller, Gary Thorne, Joe Angel…

Juan Vené…

Nombres de narradores que admiro. Con seguridad se quedan algunos por fuera, pero esas cosas son inevitables cuando se trata del clóset desordenado que es mi memoria.

Narrar es un arte. Narrar no es cualquier cosa. Narrar juegos de beisbol en radio es uno de los oficios más preciosistas que existe. El narrador debe cuidar de su narración como el lanzador cuida de su brazo. Debe preocuparse por ser mejor en el juego de hoy versus el juego de ayer. Debe empeñarse el narrador en saber que su audiencia lo merece así, mejor cada vez.

Hay narradores favoritos para cada quien y afortunadamente el gusto no es un código exacto en cada quien. A mí me gustan y me han gustado estos que he colocado arriba más que los demás. Hay algunos que son regularmente buenos, a mi criterio y sí, hay que decirlo, algunos otros que son muy muy malos.

Crecí escuchando a uno de los grandes que están en esa lista y no tenía opción. Así no me gustara tenía que oírlo… ¡Es mi papá! Y escuchándole aprendí un montón y sí, quería ser como él.

El que narra es un ser afortunado. Y durante este texto me refiero principalmente a la radio porque la televisión tiene muchas ventajas. El que narra en radio es el par de ojos del oyente. El que narra en radio le proyecta imágenes a través de la voz a quien lo escucha y por eso no es fácil, por eso debe hacerse con el mayor de los respetos y las más celosa de las delicadezas y las precisiones.

Es que… ¡El que narra es un artista vale!

Por accidentes afortunados alguna vez tuve mi chance de narrar. Hoy me escucho y me dan risa algunos detalles y al mismo tiempo me critico un montón (ahí les dejo una muestra pa’ que me digan qué creen… JA!). Pero lo confieso y regreso al título: Soy un narrador frustrado. Lo hice por un ratico, me encantó y ahí quedó. Relatar las causas es básicamente innecesario y se resume en que la vida me preparó otras rutas y he hecho otras cosas que también me apasionan.

Por esa pasión que le tengo a la narración jugada por jugada de beisbol es que soy tan crítico de quienes tienen el privilegio de hacerlo. Más que una profesión u oficio, describir cotejos de pelota es eso, un privilegio.

Hoy me dio por ahí, por expresar la sombra que siempre me persigue con signos de interrogación… “¿Narrarás alguna vez?; ¿Qué hubiese pasado si seguías?”… No me molesta, es quizás como una historia de esas de amores eternos que jamás pudieron ser.

Mientras tanto, el tiempo y el destino toman copas de sus tragos preferidos y sonríen una vez más desde donde sea que están.